Ahora resulta que mis expectativas empiezan a atropellarse,
quieren meterse al vagón del metro de Plaza Venezuela a las 5 de la tarde: el
2013. No les importa mezclarse, ni llenarse del sudor ajeno de otros deseos.
Los más antiguos y los recién llegados quieren sentarse como sea y se golpean;
otros deseos sienten deseo por los recién llegados y evitando ser vistos
disfrutan cada roce, empujan y sienten que estando más cerquita es mejor... Los
deseos altaneros y despreocupados se ríen a carcajadas del despelote seguros de
que nadie los hará salir. No faltan los deseos más esnob que no se mueven ni
sonríen, están a punto de salirse del vagón lleno ya de marginales deseos, de
deseos viejos venidos a menos y de recién llegados mal vestidos y apurados. Los deseos ejecutivos no paran de ver el
reloj, creen que llegarán tarde, ven con indignación a los deseos nerd que leen
como si no existiera ningún otro deseo…
Se agradece a los usuarios no obstaculizar el cierre
de puertas. Dejar salir es entrar más rápido. Se agradece no obstaculizar el
cierre de puertas. Esto genera retrasos innecesarios…