Y es aquí donde publicaré lo que se me ocurra escribir...

domingo, 13 de octubre de 2013

La hermosa experiencia

La noticia nos llegó un tanto tarde y en mal momento. Mi mente, mi cuerpo, todo estaba centrado en mi hermana. No me importaba otra cosa, realmente, no me importaba ni comer, ni dormir, ni hacer el esfuerzo que fuere. Fueron días borrosos y terribles. Pasados muchos días de esos fui al médico por un dolor, sin la más mínima sospecha de que estaba haciéndole daño al mejor regalo que Dios me había mandado y que como mucho de lo que hace Dios se mantenía en secreto. Tal vez esta bebé ha sido enviada por Dios para volver los malos momentos en momentos hermosos.
Lo siguiente fue guardar reposo, asustada muy asustada, y con la cabeza donde estaban mi mamá y hermanos. Pasado ese primer riesgo…


Vomitar, vomitar, vomitar… No tolerar nada… ¡Pun! Emergencias, medicinas, más reposo…
Vomitar, marearse, digerir mal, sangra la nariz, sangran los oídos, duelen las piernas, sueños locos…
Pateó [Mayor alegría]
Calambres, calambres, calambres… No caminar bien… ¡Pun! Caída. No pasó a mayores.
Acidez, diarrea, estreñimiento, no poder dormir completo, no respirar bien… Las “pataditas” duelen…
Debilidad, cansancio, anemia… ¡Pun! Emergencias, hierro endovenoso, reposo absoluto…

Creo que me quedo corta de síntomas, ya llegamos a la semana 36 y ahora es que estoy llorando hasta porque lloro. Hace tres semanas murió mi papá-abuelo. Sentí que moría. Sentí un dolor inmenso, incomparable, lloré pero no lloré todo lo que siempre pensé que lloraría y lo hice porque la bebé no parecía sentirse bien o trataba de alegrarme con sus pataditas porque se movía y se movía… Una vez más, ella transformaba lo peor en lo mejor. Todavía no entiendo cómo pueden decir que “el embarazo es la mejor experiencia de la vida”… No lo creo… Es un desgaste físico y emocional grandísimo, eso sin contar el económico. No logro entender la gente que lo busca con propósitos viles… Creo que sin amor no se puede sobrevivir a esto. En este momento estamos en riesgo otra vez, la bebé debe esperar al menos tres semanas para nacer y en ese tiempo yo debo subir mis valores hematológicos a valores normales para que todo salga bien para las dos.

Para mí, lo mejor de la vida no es el embarazo sino la vida nueva y como siempre pasa con las mejores cosas, se pasa trabajo por ellas. Dios nos siga acompañando en este camino a conocer cara a cara a la vida.