Y es aquí donde publicaré lo que se me ocurra escribir...

lunes, 13 de noviembre de 2017

Victoria de lunes

Mi nena es una bendición de Dios. Nos ha traído muchas alegrías y nada de desvelos. En serio, casi nunca se enferma (Gracias a Dios) y cuando se enferma come aunque sea un poquito y duerme un montón. 


Ya desde la semana pasada el día de hoy se presentaba como un reto: sería el primer día que mi mamá no le haría la lonchera a mi nena para ir al preescolar. Hice una cola grandota el domingo para tener pan porque esa magia que hace mi mamá de presentar arepas aunque no tengamos harina o tengamos muy poca no la sé hacer yo y menos a las 5 de la mañana. 

A pesar de la preparación, desde la ayer en la tarde, mi nena tenía fiebre y dolor de garganta. Uno se traumatiza pensando en que no hay antibióticos pero se traumatiza más pensando en ¡la difteria! que tiene un repunte insólito en Venezuela. 


De modo que hoy, no había que ir a la escuela, hoy había que ir al médico. Tener un servicio médico para los profes de la UCV es una ventaja valiosísima en estos días. El doctor la evaluó y dio con una infección de ambos oídos y nos dijo que es una niña fuerte porque aguanta ese dolor tan fuerte. Además tiene faringitis. Le recetó antibiótico de una. Él con el miedo de que no lo encontráramos nos recetó dos por si acaso. Le dije que caminaría lo que fuera. 


Y vaya que cumplí. E. se la llevó a casa, ellos tienen una relación muy especial en la que ella siente mucha seguridad cuando está con él. En Los Símbolos empezó la búsqueda. Antes de empezar tomé un ticket en el banco. En la mañana había gastado hasta el último bolívar en efectivo en un taxi. Hice cola para preguntar en cada una de las cuatro farmacias de esa zona y en ninguna había ningún tipo de antibiótico. 


"El grito" - E. Munch 

Volví al banco y me di cuenta de que habían pasado DOS HORAS y aun tenía 20 números por delante. Salí a pensar porque el banco estaba atiborrado de pensionados. Afuera una señora estaba entre brava y atónita porque solo había billetes de 100 mil bolívares en el banco y ella no tenía tanto en su cuenta. No te daban menos y no funcionaba el cajero, así como no funcionaban los cajeros de los otros tres bancos de esa cuadra. Ni la señora ni yo teníamos para el pasaje. Los cajeros dan 10 mil a los clientes y 5 mil a los no clientes. En eso un señor nos dijo que en el banco que queda en la calle de enfrente a dos cuadras estaba funcionando un cajero. Nos fuimos para allá. Hicimos una hora de cola y pudimos sacar para el pasaje. 

Estando en el banco me llamó mi amiga Isabel y le comenté mi odisea y me dijo que buscaría por internet. En Venezuela, tú puedes tener mucho saldo pero eso no garantiza que tengas los megas para poder consultar si hay un medicamento en una farmacia. Simplemente no carga la página desde el celular. Isa averiguó que había el antibiótico en El Marqués y como mi amiga Marcela vive por allá (eso para mí es como un viaje a Maracaibo), le pedí el favor de que averiguara y que intentara que le vendieran. Y como Marcela es un ángel, tan bella, llegó y no sé cómo logró que le vendieran uno sin récipe y más bella aún me lo alcanzó a Chacao, donde yo estaba haciendo una cola por un par de pollos que dejaron un pozo de agua en la parada de tanto que esperé el autobús de regreso. 

¡Y llegamos! Todos bien, los pollos y yo y las medicinas llegamos completos. Es impresionante la mejoría que se nota en mi nena luego de apenas una hora y media después de que llegué. Salí de mi casa a las 10:30 a.m. regresé a las 5 p.m. Me siento súper súper dichosa y exitosa. ¡Tenemos el antibiótico!!! Aunque nos haya costado la mitad de un sueldo mínimo mensual.

miércoles, 5 de julio de 2017

Cabeza e Mango y la Negra

Hay cosas que nunca pensé cuestionarme. Yo he sido pobre siempre, miserable pocas veces. La educación en mi familia (la de mis abuelos) siempre fue tema de conversación. Mi abuelo siempre decía que la única herencia que nos dejaría a todos era la educación —bastante dinero que invirtió en ello—. Así fue. Mi madre casi con las uñas nos dio a mis hermanos y a mí educación de calidad. Y eso, en América Latina, se traduce en pagar educación privada. Algunas veces tuvimos que estudiar en escuelas públicas o semiprivadas y la experiencia fue muy mala. De modo que ahora que E y yo, profesionales los dos, tuvimos una hija, era obvio para mí que estudiaría en una escuela privada.

Pero ahí estaba yo ayer camino a realizar la inscripción de mi hija en la escuela que más nos gustó y que a ella le gusta también, DUDANDO. Mientras me tomaba el café antes de salir le decía a mi mamá que las listas de útiles no bajan de 200 mil bolívares y que si acaso hay bono de lista escolar en mi trabajo, este no llegaba ni a 50 mil. Entonces, en mi camino del edificio a la parada, luego de agradecer a Dios por el bello cielo caraqueño, me pregunté y le pregunté a Dios si no estaría siendo muy loca, muy soberbia al querer inscribir a mi hija en una escuela privada cuando muchas veces a duras penas nos alcanza para medio comer. Pensaba en que si la mensualidad era mucho ahorita, con los meses, será mucho más...

De pronto, en el portón de la escuela pública que queda en la bajada veo que hay un cartel grande, que con bella y tradicional letra de maestra decía: “A fallecido nuestra compañera de labores: Sra. Carmen Quintana (La Negra.)”.

Que en paz descanse la sra. Carmen


Así, sin el menor cuidado de usar con hache la tercera persona del verbo haber; así, con los dos puntos de más y el punto de menos; así, con las mayúsculas puestas donde les dio la gana. Yo entiendo que el dolor de la muerte nos haga menos visibles las faltas ortográficas, yo misma escribí descanza en lugar de descansa en mi Facebook el día que mi abuelo murió. Puedo entenderlo, pero en la puerta principal de una escuela primaria es para mí inadmisible. Es un asunto de contextos, de entender cuál es tu trabajo. Yo no sé cuándo se perdió la idea de que los niños van a la escuela pública a aprender a leer y escribir de manera formal. Eso yo no lo acepto. No quiero aceptar que le enseñen a mi hija su mala ortografía.

Tampoco quiero que le enseñen a mi hija a usar apodos en la escuela. Los apodos para mí pertenecen a otros contextos que no son la escuela, el deporte es un uno. Hoy la noticia en Venezuela es que, promovidos por Oswaldo Rivero alias Cabeza e Mango, un grupo de chavistas entraron a hacer destrozos a la sede de la Asamblea Nacional, el parlamento venezolano, y con la anuencia de la Guardia Nacional golpearon a diputados y periodistas.  Yo no quiero que mi hija trate a la señora de la escuela como La Negra sino como señora Carmen. Y de la misma manera no quiero que siga las órdenes de ningún Cabeza e Mango, porque, como diría mi abuelo, así se llaman entre delincuentes.


De tal manera que como E y yo tenemos las mismas ideas respecto a la educación de nuestra hija, trabajaremos más, pediremos milagros, recortaremos aquí y allá y pagaremos la educación privada de nuestra hija, que en septiembre empieza el primer nivel de preescolar… tanto como podamos.

sábado, 13 de mayo de 2017

“Dame el teléfono o te meto un tiro”


A las 12:05 le escribí a Isabel que estaba saliendo del edificio e inmediatamente como un acto litúrgico silencié el teléfono, lo guardé en una cartucherita, la metí bien al fondo de mi bolso y salí. Cuando iba a mitad de calle vi que había pan y como seis personas en la cola (un milagro en estos días), compré el pan y no le avisé a mi mamá que había pan por miedo a sacar el celular.

Llegué a la parada y había unas tres personas, pasaban los minutos y las camionetas llenas, me di cuenta de que estaba alejada de la gente (eso no es buena idea en Caracas) y me acerqué a una señora y como para buscarle conversación le pregunté por qué estarían las camionetas tan llenas. Creo que el metro no está trabajando me dijo. Ya teníamos unos veinte minutos ahí. Le dije que una opción era caminar hasta la otra parada pero las dos pensábamos que el sol estaba muy fuerte y por dentro que era peligroso. En eso siento que me abrazan por la espalda y me hablan al oído (en un instante supe que era un atraco porque todos aquellos que pudieran abrazarme para jugarme una broma así viven fuera de Venezuela- sí, eso es bastante triste). “Quédate quietica y dame el teléfono o te meto un tiro” me dijo y yo voltee y vi su pistola. Le dije en voz alta (la más alta que puedo yo) “¿Qué te pasa a ti, chico?, esa mierda es de juguete.  (sí, dije mierda, porque en El Valle no decimos pupú cuando nos dirigimos a malandros) ¡Suéltame! (y me iba soltando) ¡Suéltame! ¡Auxilio! ¡Auxilio! Y con la pistola de juguete me pegó en la cabeza y se fue corriendo.

Me dio una arrechera. Era un carajito, un carajito nacido en Revolución que no tenía ni 15 años y tenía un pantalón negro más nuevo que el mío y una franela blanca blanquita bien planchada. La señora a mi lado estaba como en shock. La gente en la parada me dijo que creían que era mi amigo. Esperamos 10 minutos más y nos fuimos casi colgados del autobús. Y la gente me preguntaba si no me dolía la cabeza, como una hora después fue que me dolió el golpe pero estoy bien, solo era una pistola de juguete.




Hace como dos semanas le dije a mi mamá en medio de una conversación “Es que desde que yo vivo en Caracas, nunca… Bueno, no… Solo la policía y la guardia me han apuntado y ha sido en las marchas y no ha sido a mí, es decir, si he visto pistolas ha sido de ellos”. ¿Por qué un niño cualquiera de 13 años cree que puede robarse un celular a mediodía en una parada de autobús llena de gente y con solo una pistola de juguete? Porque puede. Al día siguiente de la noche de terror que vivimos en El Valle el 20 de abril, la policía pasó todo el día apostada a 10 metros de esa parada. No los hemos visto más.

domingo, 5 de febrero de 2017

Tres papeles

Queridas mujeres:

En vista de que ya han pasado seis siglos desde que se acabó la Edad Media, ya viene siendo hora de que nos hagamos el favor de alejarnos, de olvidar, de sepultar para siempre tres papeles que han dañado y dañan nuestra imagen en el mundo.

El papel de la hija mantenida: entiende algo, compañera de combinación cromosómica, si ya cumpliste 18 años, nadie en el mundo tiene  por qué pagar tus gastos básicos: vivienda, alimentación y vestido. Así funciona en la actualidad, si tienes más de 18 (o menos pero ya te fuiste del lado de tus padres) tú y solamente tú tienes que proveer tu sustento. Tal vez tus padres sean muy generosos y te quieran mantener unos años más. Es caridad lo que están haciendo por ti porque ya no es su deber por tanto deberías estar muy agradecida. No hay razones por las que debamos recibir ese tipo de caridad de nadie más.  Tu pareja NO DEBE darte ni vivienda ni alimentación ni vestido, no es de ninguna manera su obligación. 

El papel de la madrastra malvada: la madrastra malvada de los cuentos suele ser una reina que viendo su herencia multimillonaria amenazada odia a la hijastra. Si estás leyendo esto, querida amiga, es porque no eres una REINA y dudo mucho muchííísimo que el papá de tus hijastros tenga dinero para heredarte. En el mundo de ahora, lamentablemente el divorcio es muy común y eso trae hijastros al mundo. En el mundo de hoy también, las mujeres DECIDIMOS con quién relacionarnos sentimental y sexualmente. Si no te gusta ni de lejos la idea de respetar y llegar a querer al hijo de tu amorcito y otra, pues no inicies una relación con alguien que ya sea padre. No valen reclamos a posteriori. Tampoco vale tratar mal a un niño solo porque nació antes de tu llegada a la vida de tu amado.


El papel de la dueña del burdel: haber nacido con útero y vagina, querida, te da todo el derecho de opinar sobre quién entra y quién sale de tu propia vagina y quién entra y se queda en tu útero. SOLAMENTE de tu vagina y de tu útero. No estoy de ninguna manera a favor del aborto. Hay madres, hermanas, amigas, primas, ¡cuñadas!, hasta ascensoristas que le andan diciendo a las mujeres MAYORES DE EDAD cuándo y cuánto tener relaciones sexuales y lo que es peor cuándo abortar y cuándo continuar el embarazo, cuándo tener un segundo hijo o más. Sí. A mí me parece horrible, pero hay madres que incitan a sus hijas abortar y me parece una cachetada a su propia existencia pero ese es tema para otra publicación. Siempre hay mujeres queriendo mandar sobre la vagina y el útero de otras mujeres como si esas otras fueran prostitutas de su burdel.


Querida, gracias por tomarte estos minutos para leerme. Espero no haberte aburrido. Estos tristes papeles, anacrónicos, solo nos dejan mal paradas en el mundo. Es hora de dejarlos atrás.