Mi nena es una bendición de Dios. Nos ha traído muchas alegrías y nada de desvelos. En serio, casi nunca se enferma (Gracias a Dios) y cuando se enferma come aunque sea un poquito y duerme un montón.
Ya desde la semana pasada el día de hoy se presentaba como un reto: sería el primer día que mi mamá no le haría la lonchera a mi nena para ir al preescolar. Hice una cola grandota el domingo para tener pan porque esa magia que hace mi mamá de presentar arepas aunque no tengamos harina o tengamos muy poca no la sé hacer yo y menos a las 5 de la mañana.
A pesar de la preparación, desde la ayer en la tarde, mi nena tenía fiebre y dolor de garganta. Uno se traumatiza pensando en que no hay antibióticos pero se traumatiza más pensando en ¡la difteria! que tiene un repunte insólito en Venezuela.
A pesar de la preparación, desde la ayer en la tarde, mi nena tenía fiebre y dolor de garganta. Uno se traumatiza pensando en que no hay antibióticos pero se traumatiza más pensando en ¡la difteria! que tiene un repunte insólito en Venezuela.
De modo que hoy, no había que ir a la escuela, hoy había que ir al médico. Tener un servicio médico para los profes de la UCV es una ventaja valiosísima en estos días. El doctor la evaluó y dio con una infección de ambos oídos y nos dijo que es una niña fuerte porque aguanta ese dolor tan fuerte. Además tiene faringitis. Le recetó antibiótico de una. Él con el miedo de que no lo encontráramos nos recetó dos por si acaso. Le dije que caminaría lo que fuera.
Y vaya que cumplí. E. se la llevó a casa, ellos tienen una relación muy especial en la que ella siente mucha seguridad cuando está con él. En Los Símbolos empezó la búsqueda. Antes de empezar tomé un ticket en el banco. En la mañana había gastado hasta el último bolívar en efectivo en un taxi. Hice cola para preguntar en cada una de las cuatro farmacias de esa zona y en ninguna había ningún tipo de antibiótico.
"El grito" - E. Munch
Volví al banco y me di cuenta de que habían pasado DOS HORAS y aun tenía 20 números por delante. Salí a pensar porque el banco estaba atiborrado de pensionados. Afuera una señora estaba entre brava y atónita porque solo había billetes de 100 mil bolívares en el banco y ella no tenía tanto en su cuenta. No te daban menos y no funcionaba el cajero, así como no funcionaban los cajeros de los otros tres bancos de esa cuadra. Ni la señora ni yo teníamos para el pasaje. Los cajeros dan 10 mil a los clientes y 5 mil a los no clientes. En eso un señor nos dijo que en el banco que queda en la calle de enfrente a dos cuadras estaba funcionando un cajero. Nos fuimos para allá. Hicimos una hora de cola y pudimos sacar para el pasaje.
Estando en el banco me llamó mi amiga Isabel y le comenté mi odisea y me dijo que buscaría por internet. En Venezuela, tú puedes tener mucho saldo pero eso no garantiza que tengas los megas para poder consultar si hay un medicamento en una farmacia. Simplemente no carga la página desde el celular. Isa averiguó que había el antibiótico en El Marqués y como mi amiga Marcela vive por allá (eso para mí es como un viaje a Maracaibo), le pedí el favor de que averiguara y que intentara que le vendieran. Y como Marcela es un ángel, tan bella, llegó y no sé cómo logró que le vendieran uno sin récipe y más bella aún me lo alcanzó a Chacao, donde yo estaba haciendo una cola por un par de pollos que dejaron un pozo de agua en la parada de tanto que esperé el autobús de regreso.
¡Y llegamos! Todos bien, los pollos y yo y las medicinas llegamos completos. Es impresionante la mejoría que se nota en mi nena luego de apenas una hora y media después de que llegué. Salí de mi casa a las 10:30 a.m. regresé a las 5 p.m. Me siento súper súper dichosa y exitosa. ¡Tenemos el antibiótico!!! Aunque nos haya costado la mitad de un sueldo mínimo mensual.
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